8 de Julio de 1973 

CONGRESO DEL M.S.B. (Córdoba- Creación del M.S.B.) 

(Invitado a cerrar el acto) 

Compañeras y compañeros:

                                            Ya hemos hablado en dos o tres oportunidades en este acto. Pero por sobre todas las cosas, hemos escuchado a compañeros y compañeras que han venido a aquí a ratificar su fe revolucionaria, a ratificar su compromiso revolucionario de continuar luchando y combatiendo para liberar a nuestro país del imperialismo, de todos los explotadores y para construir una nueva sociedad, la sociedad socialista.

La historia revolucionaria es larga,  es difícil y en muchas oportunidades no podemos hacer, no podemos llevar adelante todo lo que nos planteamos, todo lo que sinceramente queremos. Era una preocupación presentar en esta coyuntura electoral una fórmula, para enfrentar de una determinada manera también, un proceso que no responde con autenticidad a lo que quiere el pueblo. Muchas veces nos ha pasado a todos quienes luchamos, que no se pudo materializar, así en lo inmediato lo que nos proponíamos. Pero lo más importante de todo es conservar, es fortalecer ese espíritu de lucha que por encima de todas las dificultades nos hace triunfar en el futuro... Y aquí, en este acto hemos observado el espíritu de lucha y el espíritu revolucionario que asegura  la continuidad de esa lucha más allá de una coyuntura electoral... Yo recuerdo que hace unos años, estábamos los compañeros en el penal de Rawson, enfrentando muchas dificultades, después del 15 de Agosto a todos nos comprimía una angustia por la suerte de aquellos compañeros que habían sido capturados en el Aeropuerto de Trelew y que estaban alojados en la base aero-  naval Alte Zar. La noche del 15 de agosto, que fue la última oportunidad que nosotros podíamos escuchar radio, sabíamos que seis compañeros habían recuperado la libertad pero que 19 compañeros estaban en manos de las fuerzas de la represión. Escuchábamos, tomado interiormente el penal, que esas fuerzas de la dictadura ante la justicia del sistema habían prometido garantizar la vida de los compañeros y que una columna venía desde el aeropuerto de Trelew hacia el penal de Rawson –cumpliendo esa promesa que había dado el juez Godoy- reintegrar a los compañeros al penal.

Nosotros fuimos maltratados, fuimos incomunicados, durante las 24 horas del día en las celdas cerradas y pasamos el 16 y el 17 de agosto y los compañeros no habían sido reintegrados al penal. El 22 de agosto- esto se los relaté al Diario El Mundo, Que va a reaparecer el próximo lunes y que es bueno leerlo... Les relataba que cuando los celadores ponían  una radio hacíamos silencio, el más absoluto silencio en el pabellón para escuchar algo. Que de algunos celadores más flexibles cuando nos llevaban a los baños podíamos tener alguna pista. A las 11 horas aproximadamente del 22 de agosto se corrió por el lenguaje mudo de la mano que usábamos en el penal, la noticia que tres compañeros habían sido asesinados. Lógicamente que en  medio de la incomunicación, nos resultaba difícil poder confirmar una noticia trágica como era la que corría entre las celdas y entre los pabellones. Lógicamente que sacábamos nuestras conclusiones, transmitíamos nuestras opiniones, desconfiábamos de la dictadura, de sus promesas y de las fuerzas represivas, y con todo el dolor que suponía saber cosas de esta naturaleza, no dejábamos de creer en una posibilidad tan dolorosa. Y a las 17, por vía de celadores y celadoras, nosotros tuvimos la noticia de que habían sido masacrados los 19 compañeros alojados en la base aeronaval Alte. Zar. Las puertas de la celda eran macizas. Había una pequeña ventana con un barrote cruzado y arrimábamos la cama y asomábamos la cabeza por esa ventana y mirando a cuatro o cinco compañeros que estaban en la celda de enfrente y nos transmitíamos en zigzag las noticias que cada uno, la información que podíamos recoger. Yo recuerdo éstos momentos, porque fueron momentos mucho más difíciles y dolorosos que una coyuntura como la que se presenta. Todos los compañeros estaban en las ventanas de sus celdas. Sus rostros endurecidos, llorando de bronca, gritando el nombre de cada compañero, vivando a cada organización revolucionaria y en medio de las lágrimas de la solidaridad planteábamos la continuidad de la revolución..... Cada compañero que conocíamos, lo conocíamos todos, por los contactos en los recreos, pero cada compañero que tenía un conocimiento de la personalidad de las convicciones, de la práctica revolucionaria de cada uno, en el silencio del pabellón iba relatando lo del compañero y lo de la compañera que había caído, luego, a mi se me concedió un honor proletario, como obrero, tanto como el honor que me concedieron Uds. al depositar la confianza junto con el compañero Jaime de hablar para despedir en el sentido físico a los 19 compañeros, para nosotros eran 19. Tuve ese honor y grité como obrero revolucionario que esa sangre iba a ser vengada por nuestro pueblo que iba a ser...  que íbamos a seguir adelante, a cada nombre de cada compañero que luego alcanzara la libertad por la lucha de nuestro pueblo, los nombraba a los 16 a cada nombre de cada compañero, de cada compañero gritábamos presente, hasta la victoria siempre... luego entonábamos tres marchas, la marcha de los muchachos peronistas, la internacional, y la marcha del ERP... La libertad podría estar lejana para nosotros. Podía estar muy lejana para los compañeros condenados a prisión perpetua.

Ese golpe podía quebrar el espíritu, podía doblegar nuestra decisión de seguir adelante, podría enturbiar nuestra conciencia en el concepto de que no era posible la revolución. No, compañeros. Eso, templó nuestro espíritu para superar las dificultades y para marchar unidos construyendo esa revolución históricamente necesaria para nuestra patria y para nuestro pueblo. Y he hecho esta referencia, en primer lugar, como un homenaje más a los compañeros caídos en Trelew y a los mártires de la clase obrera y del pueblo caídos en la lucha por la revolución social pero también la he hecho a título de ejemplo, señalando que si nosotros por no haber llegado a las coincidencias necesarias para construir en ésta coyuntura una fuerza política de peso decisivo, a pesar de eso nosotros vamos a continuar, tanto como nos comprometimos sobre la sangre de esos compañeros; vamos a continuar la lucha para construir con unidad esa fuerza que es imprescindible para nuestro pueblo. Y lo vamos a hacer tratando las diferencias en el campo del pueblo, con el único espíritu que puede tener un revolucionario que es el espíritu de la fraternidad revolucionaria.....

Por eso nos parecía inapropiado que algún compañero tuviera enfoques teñidos de sectarismos que no ayuda a esa unidad fundamental  como se ha dicho bien aquí que hay coincidencias mínimas, capaces de hacernos converger no solo en una unidad de acción, no solo en la unidad de la lucha, sino en la unidad programática y orgánica de éste gran frente que aquí se ha resuelto llevar adelante...

Por último compañeros y compañeras, como trabajadores, reconocemos esa confianza que depositaron en nosotros para integrar una fórmula. Deseamos y ratificamos, que la unidad  revolucionaria indica que esto es un puesto más de lucha que no era para figurar, ni para hacer política de la burocracia y de la burguesía, sino para llevar adelante, un ideal, sino para esclarecer la conciencia y para establecer la unidad. No fue posible en este aspecto inmediato y coyuntural. Pero  fue posible, porque en Argentina y en Latinoamérica y el mundo, todos los revolucionarios, de una u otra manera de pensar van trabajando para la unidad que ha de sumar a todas las fuerzas revolucionarias que permitan destruir a los explotadores de adentro y de afuera, destruir al imperialismo y erradicar al capitalismo. Yo salgo con una gran alegría de haber escuchado a tantos compañeros, de haber escuchado las consignas y el fervor de la juventud y de los mayores que han estado aquí. Y como siempre y en todos los actos hemos de continuar trabajando pacientemente, perseverantemente para construir ese instrumento, para ampliarlo y llevarlo al plano que nosotros queremos. Mientras tanto hemos de continuar la lucha de la clase obrera por su salario y contra el Pacto Social, las organizaciones combatientes contra la reacción y el ejército opresor..... Eso es lo que nosotros como hermanos de clase, como hermanos revolucionarios comprometemos nuevamente y como aquel glorioso comandante: Compañeros Hasta la Victoria Siempre...