6 de Diciembre de 1971 

“ELECTRUM N° 331

Lunes 6 de diciembre de 1971                        

AL ACTO EN DEFENSA DE LA EMPRESA ESTATAL 

Buenos Aires

Cárcel de Villa Devoto

30 de noviembre de 1971 

A los Delegados a la Reunión Nacional del Movimiento en Defensa del Patrimonio Nacional, Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba. 

Compañeras, compañeros, delegados:

He sido informado por el Consejo Directivo de nuestro sindicato, sobre la organización de este importante evento, con la principal participación del Movimiento en Defensa del Patrimonio Nacional (MODEPANA).

Con esto nuestro gremio cumple con llevar a la práctica lo que son convicciones profundas de los trabajadores, mediante la activación del debate y la toma de posiciones públicas, en defensa de lo social, lo estatal y lo nacional.

El desarrollo de esta tarea, respaldado además por precisas prescripciones estatutarias del gremio, se ve en esta oportunidad reforzado y enaltecido por la presencia de los Sres. Delegados componentes del MODEPANA y de otras importantes instituciones que asumen un real compromiso con el destino del país.

No quiero entrar en mayores detalles sobre la problemática que se ha de debatir porque es ampliamente conocida la versación y autoridad que sobre la materia tienen los participantes de esta destacada asamblea.

Sí quiero aprovechar la oportunidad, para ratificar mi absoluta identificación con los postulados en defensa del patrimonio Nacional,  en defensa de lo que es del pueblo, y merced a la penetración imperialista pasa a servir los intereses de las grandes metrópolis y de los monopolios internacionales. En ese sentido no hay lugar a dudas que la enajenación de la economía, la injusticia social, el sometimiento político, y la alineación cultural, son parte de un mismo proceso global desencadenado por el neocolonialismo.

La promocionada y mal denominada “ayuda exterior”, no es nada más que el disfraz con que se encubre la explotación de los pueblos y de las naciones, y que origina los negativos factores señalados precedentemente. Los Estados Unidos, principales mentores y usufructuarios de esta reaccionaria política, han debido reconocer el fracaso de su criatura más mimada: La Alianza para el Progreso. Sin embargo, como siempre lo hacen, se encargaron de transferir la responsabilidad a los países de América Latina.

La verdad es que, a quienes pensaban enterrar con la Alianza para el Progreso, hoy gozando más vitalidad que nunca y lo que realmente fue al cementerio de la historia, ha sido ese plan condenado por todos los pueblos latinoamericanos.

Esta lucha que abarca todos los pueblos de los países dependientes, ese avance de la conciencia nacional y social, ya no permite que las maniobras y mistificaciones de la famosa “ayuda exterior” pasen desapercibidas.

Así por ejemplo, bien se ha dicho, como consecuencia del reciente debate en el senado norteamericano, que más del 90% de los fondos que Estados Unidos distribuye deben gastarse obligatoriamente en este país y transportarse en buques de su bandera. Que en los

últimos 3 años ha reducido su “ayuda bilateral” de 3.500 millones a 3.100 millones de dólares; y que Estados Unidos ha contribuido a la reconstrucción del mundo de post guerra (Plan Marshall), como medio de reforzar su seguridad nacional. Que sólo contribuye con el 0,31% de su producto bruto interno, lejos del 1% recomendado por las Naciones Unidas, cuando consagró la década del desarrollo a partir de 1960. Y que en el senado yanqui, se cruzaron muchas recriminaciones, pero tanto los que votaron contra o a favor de la ayuda estuvieron bien lejos de señalar que si se gastan en Vietnam más de 30.000 millones  anuales para librar una guerra imposible, resulta ridículo que se discuta un presupuesto anual de 3.500 millones (de los cuales más de 2.000 millones son para gastos militares) destinados a promover el desarrollo de naciones que representan la mayoría de la población mundial. Apenas unos 1.200 millones por año, destinó Estados Unidos a la “ayuda” económica exterior. La mitad de lo que se gastaba mensualmente en Vietnam (Extractado de Clarín – 28-11-71).

Ese es el terreno que pisa el Dr. Roberto Finch y de esas conclusiones no pueden salirse en su gira latinoamericana de “esclarecimiento”. A este contexto también está ligado el memorandum plan 12. Lo precede la situación del dólar con todas sus implicancias y medidas proteccionistas para los monopolios y atentatorias a los intereses, entre otros, de la actual base material de producción latinoamericana.

Estas manifestaciones de la quiebra cada vez más acentuadas del poder del imperialismo y de su posibilidad de expansión, no debe hacernos creer que abandonará por sí mismo a su presa latinoamericana. Una prueba de ello es la permanente agitación de la enmienda Hickenlooper. Su crisis agudizará la crisis de los países dependiente que no logren  adoptar una firme posición de autodeterminación en todos los campos. Que no logren defender su Patrimonio Nacional, resolver su problema social, decidir su destino político y rescatar sus auténticos valores culturales.

Por ello es de capital importancia todo cuánto se haga, se promueva y se proyecte en este tipo de reuniones, que tienen como centro, la defensa del Patrimonio de los argentinos.

Con la unidad combativa de todos los sectores populares se facilitará ese proceso de recuperación.

Con decisión y energía, enfrentando todas las dificultades, las trampas y la represión, la clase trabajadora y el pueblo argentino triunfarán. Muchas veces hemos dicho y lo reiteramos, los pueblos siempre encuentran el camino para su liberación nacional y social. En eso estamos todos, y nuestro compromiso patriótico y popular es irreversible.

Por último, deseo que las resoluciones y deliberaciones que se encaren sean lo más fructíferas posibles y que pese a las distancias me sientan espiritualmente con Uds.

Un cordial saludo para todos

                                                                                              Agustín Tosco