29 de Septiembre de 1972
Queridos compañeros y compañeras:
Quiero expresar en primer término el profundo reconocimiento a esta solidaridad combatiente de la gloriosa Córdoba, del glorioso Cordobazo. Después de prácticamente un año y medio de prisión en las cárceles de la Dictadura vengo aquí como trabajador, como revolucionario, como argentino a ratificar ante todos ustedes el compromiso de continuar, hasta las últimas consecuencias la lucha por la Liberación Nacional y social de Argentina. Quiero agradecer profundamente esta solidaridad. La solidaridad de Córdoba, la solidaridad de Rawson y Trelew, la solidaridad de toda la clase obrera que me ha arrancado a mí de las garras de la dictadura, como antes ha arrancado a otros compañeros y como arrancará hasta el último prisionero. Quiero aquí como ha sido norma de conducta militante rendir un gran homenaje a todos los Compañeros caídos en esta heroica lucha por la Liberación Nacional y Social.
Yo vengo de una cárcel que ha sido rebautizada por los prisioneros políticos y sociales a la cual denominamos Campo de Concentración 22 de Agosto. Y tengo la obligación de trabajador de repudiar un hecho que costó la vida de compañeras y compañeros que compartían la prisión, que nos conocíamos, que hablábamos de los comunes ideales. La Dictadura que impera en nuestra Patria aprobó legalmente la pena de muerte. Pero no espera a cubrir ese disfraz legal; ha masacrado a lo largo y a lo ancho de todo el país a los hijos del Pueblo que luchan sin distinciones y sin discriminaciones.
Yo quiero nombrar aquí, como una gran recordación a los compañeros:
Clarisa Lea Place
Susana Lesgart
María Angélica Sabelli
Ana María Villarreal de Santucho
Carlos Astudillo
Pedro Bonnet
Eduardo Capello
Alberto del Rey
Mario Emilio Delfino
Alfredo Khon
José Ricardo Mena
Miguel Angel Polti
Mariano Pujadas
Humberto Suárez
Humberto Toschi
Alejandro Ulla
PRESENTES: HASTA LA VICTORIA
SIEMPRE
La Dictadura ha descargado toda su furia y los compañeros que aún se encuentran detenidos en el Campo de Concentración de Rawson están sometidos a un régimen de opresión y represión incalificable. Nosotros queremos denunciar aquí, una vez más, como lo hicimos en Trelew y Rawson, como lo hicimos ayer en Buenos Aires, que el régimen que impera en la cárcel, es un régimen que atenta contra los más elementales derechos humanos. El castigo de reclusión bajo celda cerrada, la prohibición de todo medio de información como diarios, revistas o radio y la construcción de un locutorio enrejado de típica contextura medieval impide el ejercicio mínimo de la defensa, pues son dos rejas que separan un espacio de más de un metro y detrás de una reja el abogado o está el familiar y detrás de la otra reja está el prisionero que ha sido trasladado desde esta celda cerrada, con cadenas, hasta ese locutorio. Denunciamos también la falta de atención médica. Durante 30 días la requisa del penal, el personal penitenciario golpeó y trató de humillar a los prisioneros; nos llevaban al baño, nos hacían desvestir, nos hacían correr desnudos por el pabellón y luego nos “encanutaban” de nuevo, usando un término propio del penal. Pero la actitud de todos los compañeros del penal no es de temor y menos de sometimiento. Se enfrentó a gritos toda esta serie de atropellos, se denunciaron en la precaria medida de las posibilidades. Y hoy yo vengo desde la cárcel, a denunciar públicamente toda esta serie de atropellos para conseguir de inmediato que se normalice la situación del penal, pues esa situación es verdaderamente insoportable.
Sabemos que la Clase Obrera, que los sectores populares democráticos, revolucionarios, antiimperialistas, antioligárquicos de nuestro pueblo, han de lograr que se vuelva a un régimen mínimo de consideración humana dentro del penal. Transcurridos los 30 días del castigo pudimos obtener algunas entrevistas con el Interventor del Penal, el Cte. Mayor de Gendarmería Juan Ramón López Carballo. Y le planteamos la necesidad de resolver en forma urgente esos problemas. El dijo que sólo podía resolver los problemas accesorios y que la resolución de reclusión bajo celda cerrada, la incomunicación de toda noticia, el problema del locutorio, dijo que esas eran disposiciones de la Junta de Comandantes en Jefe, del Servicio Penitenciario Federal, y en ese aspecto él no tenía posibilidades de hacerlo. Algunas cuestiones accesorias se han logrado ante el reiterado planteo, ante la reiterada protesta de los Compañeros detenidos, pero lo fundamental no está logrado y desde el Penal sabemos que la lucha fundamental está en el seno del Pueblo y aquí debemos una vez más comprometernos para que de inmediato se resuelva este problema y para que también con una acción más poderosa de todos los sectores unidos de nuestro Pueblo arranquemos a todos esos prisioneros de la Dictadura. Allí hay muchos compañeros aún en prisión.
Yo traigo un saludo de los que estaban en mi pabellón particularmente de Martín Federico, de Curuchet y de otros compañeros. Les puedo decir que todos tienen una moral muy alta, que tienen un espíritu de lucha que no va a ser afectado por esta situación penosa por la cual se atraviesa, y también quiero destacar aquí en nuestro enjuiciamiento a la política ultrarreaccionaria de la dictadura, que ellos nos llevaron allí para aislarnos de todo contacto popular, para tratar de impedir que recibiéramos esa inmensa solidaridad, pero la población de Trelew y de Rawson se ha convertido en una porción de nuestra Patria, en una porción patagónica que vibra de solidaridad; y el régimen ha castigado también la solidaridad; el compañero Dr. Mario Abel Amaya , abogado de varios compañeros, apoderado de otros, hombre afectado en su salud, que permanentemente acercaba su solidaridad, su aporte para la solución de los problemas de los compañeros ha sido detenido, puesto a disposición del Poder Ejecutivo y remitido al penal de Devoto por ejercer esa solidaridad combatiente. Amaya es el abogado de la solidaridad, es la solidaridad reprimida por la dictadura y Amaya merece también, como todos los demás, que lo arranquemos de la cárcel.
Nuestra lucha va a continuar indeclinablemente; en Buenos Aires me preguntaron que estando el Secretariado de la CGT Regional con orden de captura, si yo me iba a hacer cargo de la CGT en reemplazo de los compañeros. Yo señalé y aquí quiero ratificarlo, reconozco una sola conducción en el movimiento obrero de Córdoba; que es el secretariado que hoy está perseguido por disposición de los fiscales de la Dictadura; que tiene orden de captura ordenada por los jueces de la Cámara del Terror, por esos Jueces que van a ser juzgados algún día, porque ellos se han prestado, jurando por la propia Constitución Nacional, a integrar Tribunales Especiales de la Dictadura, prohibidos específicamente por esa propia Constitución. Y han facilitado que se lleve adelante toda una política que va desde la detención, el encarcelamiento, la tortura, el secuestro y el asesinato de los verdaderos patriotas argentinos. Todo este contexto conforma la denominada “legalidad de la dictadura”, todo este contexto instrumenta el denominado “plan institucional de la dictadura” y nosotros tanto como lo hicimos cuando fuimos a la prisión, hoy volvemos a denunciar la farsa electoral, el continuismo que pretende el régimen a través de un disfraz denominado “institucional” que prosiga con la política económica, que prosiga con la acción social, con la política institucional al servicio de las clases dominantes, de los monopolios y del imperialismo
Nosotros sabemos, compañeros, que hay respuestas para toda esta política reaccionaria, y desde la prisión, todos sin distinciones hemos considerado de un incalculable valor el proceso de la unidad combativa de todos los sectores populares. . . Aún con las diferencias que son mínimas, haciendo valer las grandes coincidencias por la Liberación Nacional y Social que son las fundamentales; de ahí que como compañero que ha salido hace unas horas de la cárcel, nosotros hacemos la gran convocatoria, en el campo sindical, que es nuestro campo específico, a unir todos los sectores que enfrentan al “participacionismo”, a unir al peronismo combativo, a la CGT de los Argentinos, a la Comisión Nacional Intersindical, a las regionales, a los sindicatos, a las agrupaciones que quieren enfrentar con medidas concretas, con planes de lucha efectivos esa política de la Dictadura y rescatar del Participacionismo vergonzante, amarillo y entreguista de Rucci y Coria, a nuestra Central Obrera.
De allí que nuestro deseo sin plantear privilegios por quien lo convoque, es la realización de un gran plenario sindical nacional que elabore un plan de lucha y que con la fuerza de la Clase Obrera pase por encima de los participacionistas, defienda nuestros derechos y barra con ese equipo de matones que van al Savoy y disparan a pistola limpia, que van a Ezeiza, un aeropuerto internacional, y hacen fuego, que la policía encuentra en sus autos armas cortas y armas largas y que se vuelven muy tranquilos a la CGT, mientras un compañero que sale a gritar su protesta en la calle, por sus derechos, para aliviar su miseria, puede recibir un balazo en la cabeza o ir a la cárcel.
Y es de allí que concluimos que indefectiblemente debemos realizar los máximos esfuerzos para concretar esta unidad, esta unidad en la acción, esta unidad en la lucha, esta unidad programática, incluso esta unidad orgánica; debemos sumar el esfuerzo popular y revolucionario; ese es un deber que nos facilitará el camino, ese es un deber que tenemos todos para aliviar el sufrimiento de nuestro pueblo; ese es el deber que tenemos todos para marchar más rápidamente por ese glorioso camino de la Liberación que permanentemente reivindicamos. Si no hiciéramos eso tardaríamos más tiempo; y es necesario no perder el tiempo; la CGT de Córdoba ha levantado una gran consigna que debe ser la consigna general de todos los trabajadores: “La lucha antiimperialista hacia el socialismo”. Esas banderas son las que han significado la represión contra la CGT; Rucci y Coria y todo su equipo negoció la personería gremial de la central obrera, en la práctica negociaron sus sillones, negociaron su comodidad, negociaron el amparo que le presta el Ministerio de Trabajo, la Dictadura, las fuerzas de represión; los hijos del fraude, como son ellos, los traidores del movimiento obrero se van a espantar si nosotros logramos llevar adelante esta gran convocatoria, porque el pueblo sale y lucha en las calles sin distinciones.
Desde el glorioso ejemplo del Cordobazo se han sucedido en todo el país rebeliones populares, que indican ese espíritu de lucha que aún no hemos podido canalizar, aun dentro de la propia clase obrera en la medida que sería deseable. De allí que los compañeros presos, los compañeros que siguen transitoriamente detrás de las rejas, detrás del murallón envían este mensaje de exhortación a la unidad de todos los sectores populares, revolucionarios para enfrentar a la dictadura, al participacionismo y al imperialismo.
Hace casi tres días, no sé bien, cuánto hace que salí; y he estado con tanta gente, con tantos argentinos que tienen ese mismo deseo que hemos expresado.
No es algo en particular de los compañeros prisioneros, es una cosa que palpamos en el seno de nuestro Pueblo; que lo hemos notado con la presencia sin discriminaciones de los que quieren luchar; como aquí hay compañeros que cantan distintos slogan, distintas consignas, pero que todos llevan en su pensamiento y en su corazón, el mismo ideal de lucha por la Liberación Nacional y Social Argentina.
Yo hubiera querido que todo el Secretariado de la CGT que está en la clandestinidad, en la Resistencia, hubiera estado junto a nosotros, comenzando por el compañero secretario general, Compañero Atilio López; pero ellos en estos momentos están cumpliendo con el deber de organizar la Resistencia del Movimiento Obrero Cordobés; porque conocemos que detrás de estas medidas de clausura de la C.G.T., detrás de la orden de captura al Secretariado de la C.G.T. de Córdoba está la mano de Rucci, está la mano de Coria, de los participacionistas de Buenos Aires y de Córdoba, que quieren poner la C.G.T. cordobesa al servicio de sus planes conciliadores y eliminar un instrumento de dirección que representa con autenticidad a la lucha obrera de nuestra ciudad. De ahí que consideramos que este secretariado no es reemplazable bajo ningún punto de vista; en Buenos Aires me comentaban que los jerarcas ya habían señalado que estando clausurada la CGT, que no existiendo sus autoridades, era preciso llamar a un plenario de normalizar de la CGT. Poco trabajo evidentemente le cuesta a la Dictadura si con estas medidas Rucci pudiera venir aquí a la calle Vélez Sarsfield o mandar su delegado y normalizar, como le llaman ellos, la dirección del Movimiento Obrero. Pero nosotros le advertimos a este tránsfuga, le señalamos a ese traidor que si se atreve a ser instrumento una vez más de los planes del sometimiento obrero que tiene la Dictadura, las bases obreras lo van a aplastar y no garantizamos ni siquiera su integridad en la ciudad de Córdoba.
Como un compañero más, he venido a contribuir nuevamente con esta lucha. Con todos los aciertos e imperfecciones que tiene un trabajador; pero ha penetrado en mí la convicción absoluta, después de 6 detenciones, que no importa la cantidad de tiempo que debamos estar detrás de las rejas, lo que importa es la actitud que asumimos en la prisión; porque un hombre en la prisión puede ser doblegado, puede ser quebrado en su espíritu con 30 días de calabozo, pero si uno lleva bien dentro la convicción de la lucha obrera y popular, cuando se encuentra en la cárcel, siente el orgullo de mantener su dignidad, porque esa es la dignidad de los compañeros que están afuera, y cada vez que la prisión golpea el físico porque es atentatoria contra una normal manera de vivir, está nuestro espíritu, está nuestra evocación de la lucha obrera y popular. Yo estuve 93 días en el penal de Villa Devoto, en un entrepiso, totalmente aislado, pudiendo ver 2 horas por semana a estos dos grandes compañeros, los abogados Solari Yrigoyen y Arnaldo Murúa, y me quedaba sólo y leía, e incluso me cansaba de leer; pero pensaba en la lucha, particularmente de Córdoba, y recordaba cuántas veces recorríamos nuestras calles, nuestras plazas, cuántas veces fuimos agredidos, apaleados por las fuerzas de represión y cuántas veces, ante todo eso se encendió nuestro espíritu y luchamos en las calles y salimos adelante, pese a todo el aparato represivo, convertido en ejército de ocupación, que aquí en Córdoba un general reaccionario, López Aufranc, se complace en practicar detenciones. Y un interventor, o gobernador que le llaman, que interfería permanentemente para impedir que fuéramos liberados. Nosotros hoy estamos aquí, liberados por la lucha de nuestro pueblo, y ellos están usurpando la casa de gobierno, repudiados por ese mismo pueblo.
Queridos compañeras y compañeros: de muchas cosas vamos a continuar hablando personalmente en las asambleas obreras, en las asambleas populares; yo quiero reiterar mi reconocimiento; quiero expresarles el gran cariño que siento por todos ustedes, un año y medio de prisión jamás me alejaron; fue en Abril del 71. Fue ayer; hace un poquito; seguimos todos firmes en la lucha y ratificando aquel mensaje de los compañeros a cada uno de ustedes, a la compañera, al compañero le pido que nos constituyamos no sólo en luchadores contra la dictadura y el régimen, que lo somos, sino en militantes de la Unidad Combativa y Revolucionaria de la Clase Obrera y del Pueblo.