29 de Diciembre de 1973

EL MUNDO  

CONSIGNA DE 1973: “POR UNA PATRIA SOCIALISTA” 

Escribe: Agustín Tosco 

Las grandes masas laboriosas argentinas protagoniza ron durante el año 1973 un profundo cambio cualitativo en la lucha política y social; por primera vez contingentes de decenas y cientos de miles de personas levantaron, desde distintos ángulos, consignas en procura de una nueva organización de la sociedad; demandaron el socialismo, plantearon la patria socialista. Esto, a través de muchos años, sólo había sido un mérito de los sectores más avanzados y revolucionarios. De esas consignas, objeto de insultos y temores, de incomprensión y confusiones, pasaron a ser paulatinamente los multitudinarios gritos de la clase obrera y sectores populares especialmente de las jóvenes generaciones. Y fue en el peronismo, movimiento político de grandes masas influido por la ideología de la conciliación de clases, donde se levantó con mayor extensión y más fuerza esa verdadera y generalizada proclama revolucionaria.

Ya en el año 1971, la más importante regional de la CGT en el interior del país, la CGT de Córdoba, aprobó en un plenario la “vía antiimperialista al socialismo” como única posibilidad de resolver los grandes problemas económico-sociales, políticos y culturales que se padecen y que por más ensayos y recetas que se apliquen en el actual sistema no pueden proporcionar una salida adecuada para una vida digna de todo el pueblo.

Y bueno es recordar lo sucedido en Plaza de Mayo en Buenos Aires, el 25 de mayo, ante la presencia de los presidentes de Cuba y de Chile, Osvaldo Dorticós y Salvador Allende, ovacionados vibrante y cariñosamente por el pueblo argentino, al grito de “¡Chile, Cuba, el pueblo te saluda! “ y la reiteración en Córdoba el 29 de mayo, en el cuarto aniversario del Cordobazo, en la manifestación más grande que se recuerda en la capital mediterránea, donde el presidente Dorticós fue portado en andas hasta el palco oficial erigido por la Central Obrera Regional. Esta elevación de la conciencia política, expresa da a nivel multitudinario y corroborada por las grandes luchas obreras y populares, tanto en las campañas electorales como en las reivindicaciones inmediatas, fue sin lugar a dudas el acontecimiento más importante del año 1973. Elevación de la conciencia estratégicamente invalorable, en la larga lucha por la liberación nacional y social Argentina.

LA RESPUESTA DE LA REACCION

La apreciación precedente podría ser calificada de excesivamente optimista en función de que todo lo sucedido obedecería a fenómenos de coyuntura o de espontaneísmo, por lo tanto transitorios y fácilmente controlables o diluibles.

Sin embargo no es así, y nada lo explica mejor que el desencadenamiento de una sistemática respuesta de terrorismo fascista instrumentada por lo más reaccionario que tiene el sistema a nivel nacional e internacional: la oligarquía terrateniente, el gran capital asociado a los monopolios y al imperialismo. Se conoce y una vez más se prueba, que a un ascenso revolucionario corresponde un auge represivo —a cara descubierta o embozado, físico e ideológico— de las clases y sectores que defienden encarnizada mente sus viejos privilegios. De allí la masacre de Ezeiza y los innumerables atentados a hombres y a organizaciones.

Los secuestros, torturas y asesinatos de militantes obreros y populares de distinta ideología y ubicación partidaria. De allí el “Pacto Social”, a espalda de los trabajadores, y la ley de asociaciones profesionales y la ley de prescindibilidad, y el decreto de congelación de vacantes, y la reforma del código penal, y la defensa de la burocracia sindical, y la convocatoria a la “unidad de todos los argentinos”, y tantas cosas más para la preservación del sistema. Todo en un proceso de hegemonización de los sectores de derecha, en el seno del gobierno y la erradicación casi completa de los representantes más genuinos de las corrientes populares, revolucionarias y de concepciones socialistas, promovido por el impulso de las masas.

LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO SIGUEN LUCHANDO

Mas la escalada represiva, reaccionaria y macartista, no pudo lograr su objetivo global en lo ideológico y en lo económico y social. Dos instrumentos fueron lanzados a fondo: “El pacto social y la depuración ideológica”. Ambos serían columna vertebral para frenar las luchas e intimidar la conciencia. Columna vertebral para mantener sobre sus pies al sistema capitalista, dependiente y enfrentar las transformaciones de fondo reclamadas por la clase obrera y el pueblo. El “pacto social” ya ha sufrido severos golpes a manos de los trabajadores de Mina Aguilar, Jujuy, de Sierra Grande, Río Negro y del transporte en Córdoba Los convenios colectivos de trabajo están siendo denuncia dos en todo el país, y las bases se movilizan por un justo aumento de salarios.

La depuración ideológica y la consiguiente campaña macartista no encuentran eco en las masas peronistas en los sectores progresistas del radicalismo y de otros partidos no socialistas. Los nuevos cazadores de brujas se empecinan en una tarea sin otro resultado que el repudio generalizado que indudablemente merecen. Acrece la coordinación de fuerzas populares democráticas y antifascistas para derrotar los planes ultrarreaccionarios de las derechas que, van desde el copamiento total del gobierno hasta la confabulación golpista. La trayectoria de lucha de las masas obreras y populares, su experiencia combativa y en muchos casos revolucionaria, la elevación generalizada de su conciencia política al grado de proclamar sin distinciones partidarias la vía antiimperialista al socialismo, son las bases para un futuro mejor para la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados.

1973 ha sido un jalón más en ese largo, duro y difícil camino. Un importantísimo jalón que ha marcado el nivel de las grandes masas argentinas, la proclamación de una gran consigna: por la patria socialista.