23 de Julio de 1971
Nuestra permanente actitud como trabajadores, ha sido luchar por el mejoramiento del nivel de vida, desde todas las particularidades que el mismo comprende.
Siempre hemos dicho también que la lucha de los trabajadores, ya sea individual u organizadamente, no debe circunscribirse a lo denominado “estrictamente gremial”. Las reivindicaciones de la clase obrera, si se limitan al ámbito de la Convención Colectiva de Labor, pasan a ser cómplices del sistema de explotación y de opresión que padece la mayoría del pueblo.
Claro que al mismo tiempo, el sindicalismo, por agrupar a compañeros de distinta ideología política partidaria, religiosa, filosófica, etc., no debe embanderarse con determinado partidismo, credo religioso o cualquier otra parcialidad, que pueda dividir en la lucha por objetivos que son comunes a todos.
Cada compañero tiene, no sólo el derecho sino el deber, de pensar políticamente y la opción de estar afiliado o no, de ser militante o no, de una agrupación política.
Quien se proclama apolítico sustenta en la práctica la política de la reacción. Porque la política es la concepción general que se tiene de la organización económica, social y cultural de la sociedad a que se pertenece. Los trabajadores formamos parte de esa sociedad, y al pretender que seamos apolíticos, se persigue que no opinemos, que no actuemos en función de como entendemos debe estar organizada esa sociedad.
Como ésta no se organiza, no funciona, por arte de magia, silos trabajadores no opinan, no actúan, hay otros que sí lo hacen: lo que se denomina la clase dominante.
Esa clase dominante organiza la sociedad de manera que la misma sirva a sus intereses, que nosotros los trabajadores sirvamos a sus intereses. Por eso, ser apolítico es obrar de manera que sirve a los que trazan la política, consciente o inconscientemente, por acción o por omisión.
LA VILLA MISERIA: LACRA DEL SISTEMA
¿Quiénes son los que habitan las villas miserias? ¿Son capitalistas o son trabajadores? ¿Por qué existen las villas miserias?
Es
decisión de los propios trabajadores, o es producto, resultado, de una política
de miseria y de explotación. ¿Las villas miserias son unas lacras del sistema
que pese a los excesos en propiedades suntuarias, en lujos, no reparte
adecuadamente los bienes que son producto, todos, del trabajo humano, y a un
importante sector de la sociedad lo obliga a vivir en condiciones precarias,
bien podríamos decir inhumanas, en relación al grado de civilización
alcanzado? No es cierto que la gente no tiene casa por que no quiere. No es
cierto que los que viven en las villas miserias son “vagos”. Todo eso es un
invento del sistema para justificar su responsabilidad, transfiriéndola a los
propios castigados como si ellos fueran los causantes del mal.
EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Cuando en nuestro Sindicato hace más de cinco años, se realizó una inscripción para postular créditos para vivienda, de acuerdo a la nueva cláusula del Convenio, se inscribieron cerca de 500 compañeros. Un 25 % de los afiliados no tenían vivienda propia.
En Luz y Fuerza se dio ese alarmante porcentaje, siendo uno de los gremios que tiene las remuneraciones más altas. En Córdoba, no son tantas por ahora, las villas miserias existentes. Pero de seguir así la política económica, y el sistema actual no lo podrá variar fundamentalmente, también cientos de villas miserias, rodearán nuestra ciudad.
Y ¿cómo resolveremos este problema? Cada compañero, que tenga solamente dos hijos, ¿cómo resolverá este problema para él y para sus hijos? ¿Y el que tiene tres o más?
LA CUARTA CIUDAD DE LA REPUBLICA
El Sr. Justo Piernes escribiendo para el diario “Clarín” y con datos oficiales, ha publicado una serie de notas que arrojan cifras impresionantes.
En la Zona de la Capital Federal y Gran Buenos Aires, existen 607 ciudades “satélites” de chapa y de cartón. Son datos oficiales, no inventos. Y en esas 607 villas miserias se alojan nada menos que cuatrocientos mil (400.000) habitantes.
Capital Federal, Córdoba, Rosario y después, la Ciudad de Emergencia, como bien la define Justo Piernes.
Se destaca en un recuadro de la edición del lunes 19 de la presente semana:
Los “muestreos” efectuados por el Ministro de Bienestar Social y la Comisión de la Vivienda de la Municipalidad de Buenos Aires han producido estas cifras respecto de la cantidad de personas que viven en esos aglomerados ciudadanos:
CAPITAL FEDERAL: 108.594
GRAN BUENOS AIRES: 285.272
TOTAL: 393.866
“Teniendo en cuenta que las últimas cifras o chequeos datan de 60 días, y contando con las infiltraciones producidas en ese tiempo (que se hicieron notorias al sancionarse la nueva ley de alquileres o desalojos) y así también con el crecimiento vegetativo, ‘Clarín’, redondea esos guarismos en 400.000 personas.”
EL CAMBIO DE ESTRUCTURAS
Ni qué hablar de la serie de problemas de todo tipo que se originan en los habitantes de las villas miserias. Citemos uno sólo: de cada cien niños nacidos, cuarenta y seis mueren antes de cumplir un año de edad.
Muchas veces los sabios de la ciencia oficial y patronal nos imputan que no sabemos qué decimos al hablar de cambios de estructuras. Pero no nos dejan usar la radio, la televisión y no nos dan espacio en los diarios. O nos meten presos por subversivos.
Queremos una planificación económica, dispuesta y aplicada por el pueblo.
Queremos recuperar el patrimonio nacional enajenado al imperialismo. Queremos que nuestras riquezas básicas, la tierra, el transporte, las comunicaciones, los bancos, el comercio exterior, vuelva a nuestro poder, al poder del pueblo. Queremos que en lugar de villas miserias, haya viviendas sanas, cómodas y suficientes para todos los argentinos.
Para llegar allí hay un solo camino: La lucha, la acción política, desde todos los terrenos, para la Liberación Nacional y Social de la Patria.
UN COMPAÑERO
(Seudónimo de Tosco)