22 de mayo de
1971
Instituto de
Detención U 2
Villa Devoto
Tosco: la
rebeldía interior
P: ¿usted se considera un hombre peligroso para el gobierno que lo ha
encarcelado?
R: si soy peligroso o no, es una respuesta que la debe de dar el régimen,
yo simplemente me considero un trabajador con dignidad y condiciones suficientes
para luchar por la justicia social, la soberanía popular y la liberación
nacional, con firmeza y sin claudicaciones.
P: ¿cuál es la razón real de su encarcelamiento?
R: todo sistema en crisis confía a un régimen represivo su salvación.
A la par instrumenta medidas para resolver aparentemente los problemas del
pueblo. Tratar de crear espejismos que despierten la fe o atenúen las
exigencias de cambio profundos en
la estructura económica, social, política y cultural. A mí y a tantos otros
nos persiguen y encarcelan por que no nos prestamos al juego hipócrita del régimen.
Por que desnudamos sus verdaderas intenciones de preservar un estado de cosas
con un ropaje de supuesto respeto a los inalienables derechos de la clase
trabajadora y del pueblo. Porque sabemos y advertimos sobre los viejos y los
nuevos cuentos, que se insiste en contar con los nuevos protagonistas, pero que
son formalmente iguales y no cambian sino formalmente el lugar.
Porque ni nos callamos este inmenso, fraude basta recordar que ya está
aprobado el plan económico quinquenal 1972-75, al mismo tiempo que se dice que
en 1973 será respetada la voluntad soberana del pueblo.
¿Haría falta más para probar toda la mistificación que envuelven las
promesas, las proclamas y los actos concretos del régimen?
Porque no queremos tutorías de élites para el pueblo, si no el
ejercicio del poder por parte del mismo.
Por esa posición y esa militancia me han encarcelado varias veces y por
eso estoy nuevamente.
Los hechos circunstanciales que cita Mor Roig son entonces también
pretextos de circunstancias. No es por un minuto, una hora o un día de conducta
combativa que se me tiene entre rejas. Es por toda la trayectoria y por un
compromiso de futuro de no apartarme de esa línea que no reprimen.
Pero aún así, las cosas cambiarán. Nuestra libertad será la
consecuencia de la movilización, de la lucha de la clase trabajadora,
fundamentalmente de Córdoba con la solidaridad de los demás sectores
populares. Que es desde todo punto de vista el único medio idóneo para lograr
y para seguir avanzando en la conquista del total respeto de los derechos
humanos en la Argentina.
P: -¿ usted reconoce que el sindicalismo Argentino ha tenido desde 1935 a nivel de dirigente capacidad de lucha y lealtad para con el movimiento obrero en forma coherente o por etapa?
R: - el sindicalismo
argentino ha tenido y tiene muchos dirigentes sacrificados, leales, sin mácula,
al servicio de la clase trabajadora.
Pero en todas las épocas y especialmente a partir de 1966 ha tenido y
tiene también las expresiones más decadentes, escandalosas y entregadas de
toda su historia.
Todos los dirigentes involucrados en la denominada “ filosofía del
participaionismo y del dialoguismo” si fueron resultado auténtico de la
expresión de las bases, las traicionaron para siempre. Y si no surgieron por la
voluntad de los trabajadores, son los hijos del fraude, de la delación, de las
impugnaciones falseadas, de las intervenciones, todo bajo el paternalismo o el
amparo de los usufructuarios del poder estatal y patronal.
P: -¿cuáles han sido las razones de la claudicación de los dirigentes que usted señala?
R: quienes han claudicado carecen de una auténtica vocación humana de
redención social. Carecen de un sentimiento de fraternidad y de un claro
pensamiento que los ubique con precisión en la lucha entre explotados y
explotadores. Carecen de la resistencia necesaria para sacrificarse. No tienen
fe ni esperanza en el triunfo de la justicia social. Son sensibles a las
presiones, a los halagos, a las componendas, a la vida cómoda y al calor
oficial. Son dóciles instrumentos de la compra venta, de los derechos y las
reivindicaciones obreras y populares. Son renegados de su clase al servicio de
la clase dominante. Esto, en el aspecto moral.
En el aspecto político son los que con cualquier pretexto defienden al
sistema, piden que se les respete con pincelazos de incoloro reformismo.
Son los que hacen del cargo una profesión bastante rentable como apéndice
de una estructura sostenida por la oligarquía y el imperialismo.
P: -¿cuáles son sus diferencias con el sindicalismo peronista o con esa posición ideológica? Concretamente, ¿cuál es la suya?
R: - no tengo mayores diferencias con el sindicalismo peronista, que
levanta las banderas de la liberación nacional y social de la patria.
Respeto su enfoque partidario.
Mi posición –no pertenecí ni pertenezco a ningún partido político-
es la unidad de las fuerzas populares. La crisis del sistema atraviesa la
heterogeneidad de todas las instituciones, en especial la de los grandes
partidos políticos, como ser el peronismo y el radicalismo. La popularización
que inevitablemente se va produciendo en los mismos hace que esté más cerca un
peronista y un radical ligados a los intereses del sistema y un peronista y un
radical entre sí.
Mi posición es el respeto a las diferencias partidarias y a la concreción
de la unidad de acción, de la unidad en la lucha, recorriendo todos los caminos
que sean necesarios para construir una funcionalidad cada vez mayor entre las
alas progresistas y revolucionarias de esos dos grandes movimientos populares y
del resto de los sectores políticos de izquierda. Y eso llegará. En la práctica
ya se aprecia bastante. Pero llegará del todo y con tal envergadura que será
incontenible en el proceso histórico de nuestro país.
P: ¿ qué cree que significa Perón en el marco político social de Argentina?
R: - el general Juan D. Perón tiene una gran significación política
social especialmente en las masas laboriosas Argentinas. La programática
recesiva impuesta por los factores de poder de las clase dominantes, las
proscripciones, la persecución desatada desde la esfera de la reacción interna
y del imperialismo contra el movimiento obrero y el peronismo, marcaron su
consolidación política y la esperanza de grandes sectores populares en el
retorno de Perón y del peronismo al poder. Cada vez se hizo más evidente
aquello de el peronismo al poder.
Cada vez se hizo mas evidente aquello de que el peronismo fue expulsado
violentamente del poder por sus virtudes generales y no por sus defectos.
P: -¿usted cree que debe volver al país, qué es necesario que venga?
R: -si. Creo que debe volver al país. Pero en las condiciones actuales
no volverá pese a las reiteradas “invitaciones” que se le formulan. No
existe un cuadro político general de suficientes
garantías como para que regrese.
P: -¿ a qué razón adjudica que ahora a quienes han estado negando y aun combatiendo a Perón gestionen las condiciones de su vuelta?
R: -a que se imaginan que es posible por el apresamiento físico
figurado o ideológico concreto contener la radicalización cada vez más
notoria del movimiento popular peronista, que ya levanta las banderas del camino
al socialismo, sin hacerse mayores ilusiones sobre la posibilidad de revivir políticas
populares dentro del sistema capitalista independiente.
Casualmente por eso se habla de las “condiciones” para su vuelta.
En su ingenuidad o en su excesiva viveza pretenden desconocer que la
historia sigue inexorablemente su marcha y jamás se deja trompear por mucho
tiempo. Los ejemplos de varios países de América latina anticipan los rasgos
generales de nuestro propio porvenir.
P: ¿ usted cree que de ser absolutamente sincera la intención de realizar elecciones libres ese es un paso para encontrar el camino de la solución en nuestro país?
R: la cuestión no esta en la sinceridad de llamar elecciones, sino qué
se persigue con la instrumentación que se está haciendo para esas hipotéticas
elecciones. En definitiva, las elecciones son un medio más, que pueden ser útiles
al pueblo o a la reacción. En Brasil las elecciones son útiles a la reacción.
En Chile son útiles al pueblo. En Argentina los detentadores del poder están
fabricando una combinación a la “ brasileña-colombiana-francesa” que
ilusione por tres años las veleidades electorales y que
llegue el resultado apetecido. Al mismo tiempo, y por las dudas, tratan
de instrumentar su propio partido o su propia síntesis oficial con
precandidatos lanzados a una espectacular acción demagógica, como el ex capitán
Manrique, por ejemplo.
Por ello todo lo que se promete y hace desde el poder no es ni siquiera
un paso para encontrar las soluciones que el pueblo necesita. Solo hay una
conducta a seguir por el movimiento obrero y los sectores populares: continuar
la lucha por todos los caminos hasta que sea verdaderamente posible ejercer el
poder y trazar una política nacional, popular y antiimperialista, que lo libere
de la opresión, del estancamiento, de las injusticias y de las arbitrariedades,
signos inequívocos del presente en que vivimos.
P: - haga un sintético análisis de la situación política social en la Argentina.
R: -muy sintético, pero dramáticamente elocuente. Aquí en la prisión
no dispongo de cifras exactas. Pero con recordar grandes problemas conocidos por
todos es suficiente; la desnutrición, la enfermedad y la desnutrición
infantil, con patéticos porcentajes especialmente en las periferias urbanas y
en el norte argentino. Los salarios insuficientes, con sus incrementos nominales
devorados por la inflación, los dobles horarios de trabajo, los cientos de
miles de desocupados y la capacidad ociosa de muchas fabricas, los despidos
masivos y las ollas populares, el déficit de alrededor de 2.000.000 de
viviendas, la ley de alquileres – verdadera ley de desalojos- la falta de
escuelas primarias y secundarias, lo oneroso de las cooperadoras y el
limitacionismo para el ingreso universitario, la irracionalidad de la enseñanza
y el clasismo de la reforma educativa, la desnacionalización de empresas y de
penetración cada vez mayor de los monopolios ( el mismo Aldo Ferrer reconoció que de las diez principales empresas del país, ocho son
extranjeras) los quebrantos comerciales en auge, etc. Esta es en general la
situación de fondo, que quiere ser resuelta aparatosamente con el ya tan
vapuleado Gran Acuerdo Nacional.
Solo un profundo cambio de estructuras con transformaciones de contenido
revolucionario podrá traer verdaderas soluciones. No es esto lo que persigue el
régimen con su Gran Acuerdo Nacional. Pero eso es lo que la clase trabajadora
y el pueblo quieren y conseguirán con su lucha, con su unidad cada vez más
amplia y profunda, con su proceso de concientización y de identidad de
objetivos cada vez más claros y cercanos.